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ÉL ES YONAIRO...Y TIENE UNA SONRISA INVENCIBLE


Yo no creo que la muerte le sorprenda con algo muerto. Por el contrario, Yonairo parece sentir el desafío de asegurar permanecer totalmente vivo antes de que la muerte lo promueva al cielo, un lugar donde seguro le pedirá a Dios varias cosas... #1~ Poder llevar consigo su colección de sombreros. Pues verá, Yonairo no sólo se los pone todos, sino que le pondrá uno a usted sin casi darse usted cuenta. #2~ De alguna forma intentará convencer a Dios de que le deje seguir trabajando en cualquier cosa en el cielo, aunque allá no haga falta nada. Pues verá, Yonairo parece darse permiso para envejecer pero nunca para dejar de ser productivo, útil y eficiente. #3~ Le solicitará un pase a Dios para seguir siendo niño al lado de sus nietos. Un permiso para colocar un Kareoke en la mansión celestial y cantar vallenatos después del culto de adoración. #4~ Buscará un nuevo curso que otros de su edad rechazarán por viejo, porque Yonairo simplemente tiene una pieza en el cerebro donde las limitaciones por la edad no existen. Yonairo tiene 67 años. Compitió con decenas de hombres jóvenes tomando un entrenamiento que requería exponerse a nueva información técnica, habilidad física, enfoque y determinación. No sólo requería lo que describo, sino que lo haría en el contexto de otra cultura, fuera de la zona de seguridad de su entorno familiar y después de todo lo que se requiere para ser parte de otro país y otras reglas de juego. Yo quiero envejecer sin ser viejo como Yonairo. Quiero tener la sonrisa invencible que Dios le concedió. Quiero mantener las ganas insaciables de seguir aprendiendo que él preserva, sin intimidarme porque “ese asunto es pa gente más joven”. YONAIRO...CUANDO YO CREZCA...QUIERO SER COMO TÚ. Rubén Arroyo...Amigo...Regálame tu mejor sonrisa la próxima vez que te vea.


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