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Una de las cosas más refrescantes, reveladoras y con inimaginables consecuencias, es lo que muchos tildan como un ”Vocabulario de Reino”. Esa frase intenta encapsular el fraseo que un ministro utiliza para comunicar lo que para él es la descripción de renovados diseños, propósitos y revelaciones pertinentes y relevantes para esta generación, colocadas por el Espíritu del Señor en relación a ella. Es imposible describir la inmensa responsabilidad y consecuencias que esa santa tarea implica. El hacer mal uso o abusar de ese vocabulario puede alterar el curso de no sólo una vida sino de una congregación o audiencia entera. No existe duda en un gran por ciento de los que poseemos posiciones de influencia sobre otros, de que la agenda y moveres del Señor para este tiempo parecen romper con todo modelo tradicional o conocido. Eso debe producir en nosotros un santo temor y una actitud de humildad con expectación. Uno de los conceptos con mayor riesgo de sufrir abuso, mal uso o crear falsas expectaciones, es el término “SOBRENATURAL”. Ese término es uno de exclusiva descripción sobre una obra divina que supera lo absolutamente natural, para convertirse en algo único y adjudicable sólo a un acto visible, manifiesto, tangible y medible de Dios. Reducirlo a un término cuyo objetivo es simplemente publicitario, cosmético o de promoción y propaganda en relación a eventos, ministerios y programas, es una arrogancia inexcusable que sólo testifica de nuestra ignorancia. No debemos permitir que la belleza y trascendencia de esa extraordinaria palabra pase a ser parte del cementerio de gloriosos términos y conceptos que terminaron siendo irrelevantes porque terminaron en simples ecos e ilusiones de lo que nunca se cumplió. YA ES ASUNTO GRAVE ENGAÑARME A MÍ MISMO CON LO QUE PRETENDO REPRESENTAR. PERO DIRIGIR UNA AUDIENCIA HACIA LO QUE NO TENDRÁ NI VERÁ...ES UN ENGAÑO SOBRENATURAL. Rubén Arroyo...Natural.