Nunca nos resultan tan familiares como para dejar de celebrarlas. Sabemos de dónde vienen y no necesitamos saber para qué, pero imaginamos el por qué. Vane, una de las jóvenes de la iglesia le quiso regalar un detalle a Michi nuestra hija. Esa hermosa pulsera con el nombre de mi hija y la palabra “sister” acompañándolo era el detalle y estaba dentro de esa bolsita de lana negra. Lo que Vane no colocó nunca dentro de la bolsita de lana...Fue la pluma blanca. Aún en el momento en que Michi abre la bolsita para encontrarse con el lindo detalle de su amiga, la pluma no estaba allí. Pero cuando llegó a nuestra casa y sacó la pulsera emocionada para enseñarnos lo hermoso del detalle, la abuelita advirtió la pluma adentro de la bolsita. “Michi....adentro hay una pluma”, dijo la abuela. “Ahí no hay nada, Abuela”, contesta la nieta. “Abre la bolsita otra vez”, dijo mi esposa. Y esta vez...Al volverla a abrir...¡Allí estaba la pluma blanca!. No es complicado... VANESSA REGALÓ UNA PULSERA...Y DIOS REGALÓ UNA PLUMA. Rubén Arroyo...También Dios...Sabe de detalles.