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NO SE PUEDE LLEGAR A MUCHO SIN HABER SIDO REDUCIDO A NADA.


NO SE PUEDE LLEGAR A MUCHO SIN HABER SIDO REDUCIDO A NADA. No hablo de reducir el valor inestimable de un ser humano creado a la imagen y semejanza de Dios. Tampoco de la indescriptible habilidad de sus dones y talentos. Ni de las proezas que su inteligencia y conocimiento puede lograr. Me refiero al terrible error de sólo recordar el CÓMO mientras al mismo tiempo olvidamos el POR QUÉ. Anhelar hacer cosas trascendentes para Dios es propio de la naturaleza de un buen creyente. Lograrlas y olvidar PARA QUÉ se lograron es peligroso. Haber aprendido el cómo hacerlo no puede borrar de la memoria PARA QUIÉN lo hicimos. Dios puede en un sólo golpe demoledor arruinar todo lo que tenemos e hicimos en su nombre, cuando cualquier cosa en nuestro corazón sustituye o amenaza el POR QUÉ Y PARA QUIÉN lo hicimos. Dios tiene un sólo “defecto”...¡ES CELOSO! Nadie puede quitarle su gloria pero puede sustituirla en su corazón por cualquier otra gloria. Hasta los milagros pueden llegar a ser tan familiares que corremos el riesgo de intoxicarnos con los aplausos que producen y olvidarnos de QUIÉN LOS HIZO. Una poderosa gloria se está acercando a la tierra como un gigantesco Tsunami. La nube de la Gloria y su conocimiento ya está en camino en forma inevitable. Pero antes de eso, LA PODA del Espíritu Santo nos estará arrancando ramas y hojas secas. Estremecerá nuestros árboles como si fueran frágiles espigas y todo lo que no esté firme caerá durante la poda. Dios quiere asegurarse de que... SEPAMOS CÓMO HACERLO....SIN QUE OLVIDEMOS JAMÁS PARA QUIÉN Y POR QUÉ. Rubén Arroyo...¡Sea la poda del Señor bienvenida!


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