CON SÓLO UN PALO EN LA MANO
“Después, Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón esforzado, grande en proezas, de Cabseel. Éste mató a dos leones de Moab; y él mismo descendió y mató a un león en medio de un foso cuando estaba nevando.”
2 Samuel 23:20
El mayor reproche que nos puede estar esperando cuando lleguemos a nuestra vejez, son las oportunidades dadas por Dios dejadas sobre la mesa por insistir en perseguir las metas equivocadas.
La pasión por perseguir algo sembrado por su Espíritu en el corazón, que regalamos al miedo de fracasar en algo que parecía ser más grande que nosotros, y los sueños gigantes de los cuales huimos, poniéndole límites a lo que realmente anhelábamos por el pánico de quedar en vergüenza ante la gente si no lo lográbamos.
El peor de todos los errores que puedes cometer, es reducir a Dios al tamaño de tus recursos.
Cuando lo haces, te condenas a la eterna frustración que nace de intentar acomodarte a lo que puedes alcanzar por ti mismo, cuando en el corazón te puso el Señor algo del tamaño de sus recursos y no del tamaño de los tuyos.
Benaía hijo de Joiada no fue perseguido por un león...¡Él persiguió al León!. Lo hizo con un clima en desventaja y con las probabilidades en su contra.
Si lees su historia en la biblia, descubrirás que enfrentó a un egipcio de gran tamaño que tenía una lanza en su mano, mientras Benaía tenía... ¡sólo un palo en la suya!.
EL EGIPCIO NO FUE TRAS ÉL...¡ÉL CORRIÓ HACIA EL EGIPCIO!.
Tú no fuiste creado para huir de los sueños que parecen más grandes que tú. Por el contrario, Dios puso un “algo” dentro de ti que te inclinará siempre a soñar con lo imposible y te sintieras atraído a todo lo que tuviera olor a grandeza.
Por alguna extraña razón...
EL SEÑOR PARECE DISFRUTAR SEMBRANDO ALGO EXTRAORDINARIO EN GENTE QUE SE CREE ORDINARIA.
Rubén Arroyo...Persiguiendo Leones
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