CON TODAS TUS FUERZAS
“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.”
S. Marcos 12:30
Es Jesús quien recita el verso. Ese “y con todas tus fuerzas” no sólo dramatiza la intensidad sino la pasión conque todo lo demás es incluido en el llamado a amarlo de la forma como Dios anhela ser amado.
El verso es reverentemente abrumador. No existe nada pasivo en él. Me acorrala y me deja sin opciones. No hay espacio para otra cosa que no sea amarlo con todo, sobre todo y a pesar de todo. Pero...
Hay algo que precede al amor. Es el conocimiento de aquel a quien se amará. Amar a Dios es el resultado natural de tener un conocimiento revelado por su Espíritu. Nadie conoce a Dios mejor que su Espíritu. Y Dios no desea ser conocido de otra manera que no sea de la manera en que Él decide revelarse a sí mismo en mi espíritu pero por su Espíritu.
No lo revela a mi mente. No es información acerca de Dios lo que me lleva a conocer a Dios. Es una relación personal con Dios que traduce la información en una experiencia que resulta en un conocimiento transformador.
En mi libro “El Conocimiento Revelado” uso la frase, la revelación informa, forma y transforma. Y todo eso es iniciado dentro de una relación personal con el Señor, donde su explosivo Espíritu activa una jornada de experiencias que terminan escribiendo en nuestro espíritu nuestra “historia personal con Dios”. Y...
AMAR A DIOS CON TODAS NUESTRAS FUERZAS NO NECESITARÁ NUESTRAS FUERZAS PUESTO QUE...
Amarlo será el fruto espontáneo de conocerlo.
Rubén Arroyo...Desde el Conocimiento Revelado
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