EL FRUTO DE LAS HERIDAS COMPARTIDAS

EL FRUTO DE LAS HERIDAS COMPARTIDAS
“Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas.”
S. Lucas 22:28 - JESÚS
La multitud presenció los milagros. El corazón del muerto latió como recién nacido. El paralítico abandonó la prisión de sus propias piernas. Los ojos abiertos descubrieron el mundo que no imaginó desde sus sombras.
El endemoniado recuperó el control de su mente y el mudo podría cantar con los que hablaban. Y hasta la tormenta furiosa y el embravecido mar escucharon la voz de su creador para someterse a ella.
Sus discípulos también presenciaron tal gloria del Hijo del Hombre, y junto a su autoridad delegada habían sido protagonistas también de lo imposible.
Pero Jesús no pareció darle importancia al hecho de que los 12 disfrutaron del espectáculo sin igual del concierto diario de señales, prodigios y maravillas.
Para celebrar éxitos, victorias, conquistas y logros, hay multitudes y sobrará gente siempre. Pero escuche a Jesús...
“PERO VOSOTROS SOIS LOS QUE HABÉIS PERMANECIDO CONMIGO EN MIS PRUEBAS”.
La multitud de discípulos se redujo a 12. Lo que Jesús reconoció como punto de unidad con Él y los 12, no fueron los milagros que presenciaron y protagonizaron juntos, sino la persecución, el rechazo, la crítica, la difamación y el desprecio que vivieron juntos.