ENTRE ACERO Y MANTEQUILLA
Anoche mi esposa Gloria y yo decidimos ver la secuela de la película “Top Gun” estrenada en el 1986, y que con el nombre de “Maverick” resurge en escena con el concepto de patriotismo asociado al riesgo, la escasez de probabilidades y la voluntad de jugarse la vida en un sacrificio final para un bien común.
Ayer recordábamos el Día-D, la fecha de la invasión aliada por las playas de Normandía, contra un mal despiadado y brutal personificado en la persona de Adolfo Hitler. Verdaderos héroes cuya madera es difícil de encontrar cuando las redes sociales y demás medios los sustituyen por la imagen de celebridades que desde una burbuja de jabón de desconocidos “followers”, opinan como expertos sobre lo que debemos creer o no, los que vivimos de este lado de la realidad diaria.
En el 1943, nuestros chicos corrían por las playas de sangre bajo una lluvia de balas alemanas dejando tirados y dispersos por la arena, pedazos de sus cuerpos o la vida misma como sacrificio final en favor de la verdadera libertad. Hoy nuestra batalla consiste en enfrentar la ira de alguien a quien nos referimos con el pronombre incorrecto, o decidir si vale la pena arriesgarse a opinar si llamamos conjunto de células o ser humano a lo que alguien carga en el vientre. Y elijo el concepto “alguien”, para no ofender a los que se horrorizarían si uso el término mujer. A veces se me olvida que puede ser brutalmente ofensivo sugerir que un hombre no puede quedar embarazado.
Después de 65 años de usar la biología como punto de referencia para mis conversaciones al dirigirme a él o ella, creo que necesito regresar al primer grado de elemental para aprender el nuevo castellano de Latinx,lxs y todxs…etc…etc…etc.
Con lo rápido que la vida demanda que se viva la vida, tener que preguntarle para evitar el riesgo de ofenderlx, ¿quien eres hoy? A unx persona de “sexualidad fluida”, ya no sé si mejor me arriesgo a ofenderlx, a tener que perder un minuto para atender a unx de mis congregantes en emergencia.
El mundo está literalmente en llamas. Pero en Gringolandia seguimos en Disneylandix. Prácticamente todos los asesinxs en serie que han tiroteado en las escuelas vienen de hogares fragmentados. Casi todos sin figuras paternales presentes. Pero nuestros expertos opinan que el problema está en el gatillo del arma y no en el hogar donde se formó el asesinx.
En mi barrio le decíamos a Quique, ¡eh flaco!, y nunca lo vi perder su contagiosa sonrisa. ¡Vente a jugar negro!, le gritábamos a Ernesto, y siempre fue el primero en celebrar la invitación. ¡Cuidao con el enano, gordo!, y Tito el enano se lanzaba a las espaldas de Richi el gordo abrazándolo muerto de la risa mientras Richi lo cargaba con gusto. Ninguno necesitó terapia por el trauma que le produjo el apodo.
NO HAY DUDAS DE LA ABISMAL DIFERENCIA QUE EXISTE ENTRE LA GENERACIÓN DE ACERO Y LA DE MANTEQUILLA.
Rubén Arroyo…¡Maverick!
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