“Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme…”
Jeremías 9:23-24
Todo creyente que va a estudiar con intención las escrituras debe tener un concierto de versos y pasajes subrayados. Algunas notas adornarán las esquinas de una que otra página y uno que otro pasaje.
Son esas veces donde la escritura usó uno de los dos filos de su espada. Algo nos cortó o algo nos sanó, o simplemente sanaba al mismo tiempo que cortaba.
El de arriba es uno de esos pasajes que usando como introducción la frase “así dijo Jehová”, me está anticipando que prepare mi corazón para lo que seguirá después.
Con el tiempo esa frase se convirtió en un llamado a la reverencia. Lo que estará después de esa frase no será una opinión, un punto de vista, o una opción entre varias posibilidades. Dios dirá algo y lo que dirá no me dejará igual. Con algo seré confrontado o algo me será revelado.
Ese pasaje que leyeron arriba, me ha perseguido sin tregua gran parte de mi vida. Me ha hecho llorar y reír al mismo tiempo. Después de todo, me revela el anhelo de Dios de ser conocido y entendido al mismo tiempo que me advierte del valor y significado que eso debe tener para mi.
En ocasiones, lo he leído con asombro y reverencia. Otras veces, al sentirme lejos de ese “conocerme y entenderme” me produce nostalgia y vergüenza sabiéndome lejos del “conocer y entender”.
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