“MIRÉ...A UNO QUE ESTABA SENTADO EN EL TRONO”
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”
Romanos 8:28
Es amplio y a la vez limitado. A los que aman a Dios y son llamados a su propósito. Eso señala una “raza” específica. Todas las cosas ayudan a bien es la parte que no parece poseer un límite.
Estos días post elecciones en la nación americana han sido y son absolutamente confusos. Pero nunca será confuso el hecho de que el Señor continúa sentado en su Trono y nada está fuera de su control.
Tanto José, como Daniel y Esther vivieron bajo reinos tiránicos, paganos y hechiceros. Sin embargo, los tres fueron usados en forma tan extraordinaria, que es imposible no ser estremecidos por el testimonio contundente de la influencia de un Dios que sabe abrirse paso para establecer su voluntad en medio de reinos en conflicto.
Los que creemos firmemente en los diseños dados por Dios que definen familia, el valor de la vida desde su concepción, de Israel como la niña de los ojos de Dios, el hacer de la fe, la oración y a Dios mismo parte de la agenda natural de la Nación, cumplimos con el deber de seguir la ley del Señor escrita en nuestros corazones traducidos en la acción del voto civil. Nuestra conciencia debe permanecer en descanso.
El que todo obre para bien es la especialidad del Señor y su genio creativo sabrá cómo hacer eso en forma magistral.
No estoy intimidado por la incertidumbre nacional. Más bien me siento alentado e invitado a ser aún más agresivo en la meta de convertir las congregaciones bajo mi vigilia en auténticos centros de influencia comunitaria y reformación cultural.
Hollywood no es más creativo que el Espíritu Santo. No fueron los tecnócratas de las redes sociales los que recibieron la promesa del poder profético de Elías. Ni la gigantesca propaganda mediática liberal sustituye el poder de influencia de una intercesión combativa.
No ignoro que el ala liberal de la política de Estados Unidos no posee simplemente una agenda sino todo un sistema ajeno a la intención original de los Padres de la constitución que la firmaron sobre un Pacto “...under God”.