POR MÍ Y EN MI LUGAR
Cuando un creyente se convence de lo indigno que es, olvidando que le fue adjudicado por gracia lo digno de Jesús, tendremos a un creyente confuso, desalentado y en muchas ocasiones deprimido.
En la cruz Jesús se llevó todo lo que yo soy para otorgarme todo lo que Él es. No sólo murió por mí sino en mi lugar. La consecuencia es la siguiente.
JESÚS SUFRIÓ TODO LO QUE YO MERECÍA...PARA QUE YO RECIBIERA DEL PADRE TODO LO QUE JESÚS MERECÍA.
Rubén Arroyo...¡Jesús es nuestra Herencia!
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