SENTAOS A LA MESA...LA CENA SERÁ SERVIDA...Y NO ES DE ESTE MUNDO
He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.”
Amós 8:11
No será simple curiosidad. Tampoco un antojo casual ni capricho ocasional. Vendrá de Dios por lo tanto será impostergable, urgente y radical. Hambre de su Palabra. Pasión por sus verdades y anhelo de su conocimiento.
Los predicadores no podemos despertar tal hambre. Podemos motivar o incentivar. Retar y desafiar. Invitar y exhortar. Pero nada de eso será comparable al hambre que el Espíritu del Señor se dispone a liberar sobre toda la tierra.
Todo lo que viene directamente del Señor tiene un resultado inevitable. Una consecuencia crucial y trascendente. Nada queda igual cuando es Dios quien toca. Y presiento que el terreno para que esa hambre se presente está siendo preparado en este mismo momento.
La palabra de Dios volverá a ponerse de moda. No una teoría de ella ni una doctrina caprichosa enfatizada. No será liderada por un concilio ni controlada por una denominación. No habrá espacio para la opinión humana.
No se tratará de haberse graduado de un seminario o de algún instituto bíblico. No será un conocimiento adquirido en la escuela dominical. Todas las anteriores las necesitamos y son vitales para nuestro entendimiento.
Pero esta promesa. Esta exquisita amenaza supera el conocimiento natural. Los idiomas originales de la escritura y el idioma teológico que tanto nos ha dividido desde el monopolio de interpretaciones comprometidas con estructuras de hombres, perderá sus cárceles privadas.
La palabra con su intención santa, original y contundente estará en labios tanto del simple como del culto. Y sobre todo, recuperará el poder transformador original...que nosotros sustituimos por nuestras opiniones.
Rubén Arroyo...¡Hambriento!.
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