top of page

CUANDO DESPERTÉ...YA NO ERA IGUAL

Actualizado: 12 jul 2022


CUANDO DESPERTÉ...YA NO ERA IGUAL


“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.”

‭‭Ezequiel‬ ‭36:26‬ ‭


No uno restaurado. Tampoco uno transformado. El Señor promete uno nuevo.


Tengo la certeza interior y la profunda convicción de que estamos bajo una gloriosa cirugía espiritual. No veremos a Dios igual. Tampoco a nosotros ni a los demás percibiremos igual.


Es un transplante de corazón. El amor de muchos se enfriará a causa de la multiplicación de la maldad aseguró Jesús. Y muchos no es todos. Existe un remanente. Dios ha escondido para sí mismo una reserva.


Gimen en lo secreto por un nuevo corazón. Saben que el que poseen está intoxicado. Se volvió desconfiado con el tiempo. Dardos certeros lanzados a espaldas y de quienes nunca esperaron lograron llegar al lugar santísimo arrancando la inocencia del simple creer.


Abriste la puerta de tu casa confiado. Serviste la mesa con silvestre ingenuidad. Abrazaste con brazos abiertos entregando lo más sagrado de tu confianza. Cuando el golpe llegó ni siquiera fue de frente. Atinaron en el centro de tu espalda pero en el lugar desde dónde el corazón se alcanza.


Decidiste no volver a confiar. Nunca abrazarías igual. Jamás dejarías entrar a otro alguien a tu santísimo lugar. Empezaste a oír pero no oías igual. Te miraste por dentro y notaste el vacío de la inocencia. El abuso no llegó en forma de física bofetada. Sino en silenciosa y siniestra conversación donde no podrías estar para defenderte.


Los que no creías estaban entre el jurado. El que honraste con la posición, en un segundo se convirtió en el juez. El juicio era un montaje porque el veredicto ya estaba decidido por debajo de la mesa hacía mucho tiempo.


Te enteraste de quién eras allí. Cuando otros parecían conocerte mejor que tú. De pronto ya no reconocías a nadie. Lo que antes asegurabas que era una honesta sonrisa ahora era una extraña mueca que no reconocías.


EL DAÑÓ LLEGÓ Y CREÍSTE QUE FUE PARA QUEDARSE. PERO NO.


Ahora tus rodillas dobladas en gemir eran tu anestesia. El lugar secreto estaba lleno de instrumentos porque la cirugía ya estaba programada desde antes de la fundación del mundo. Lo que Dios tiene para ti demanda un transplante de corazón.


DIOS LO SABE. TÚ LO SABES. DIOS LO QUIERE...Y TÚ TAMBIÉN.


Rubén Arroyo...Heme aquí...Santo Espíritu de Dios

8 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page