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DIOS ESTÁ EN TODOS LADOS...¿PARA QUÉ IR?


DIOS ESTÁ EN TODOS LADOS...¿PARA QUÉ IR?


“El hombre saciado desprecia el panal de miel; Pero al hambriento todo lo amargo es dulce.”

‭‭Proverbios‬ ‭27:7‬ ‭


30 de Abril del 2016. El viaje fue planificado en 48 horas. ¿El destino?...las montañas de West Virginia. En todo ese condado sólo viven unas 27 mil personas. El viaje era urgente. Nadie estaba enfermo. Ninguno había fallecido. Sólo teníamos hambre...Mucha hambre.


Las noticias sacudieron nuestro espíritu. En un “de repente” el 12 de abril, el Espíritu Santo había invadido una reunión de oración de un club de estudiantes cristianos en la “Mingo Central High School” del pequeño pueblo en la montaña. En lo que se esperaba fuera una reunión de unos 30 estudiantes se presentaron unos 450. La mitad de la población estudiantil. Varios cientos de estudiantes fueron salvos ese día.


El derramamiento había comenzado el día 10 en la “Regional Church of God” durante la predica de un joven evangelista de 31 años invitado por el Pastor Mitchell Bias. El derramamiento continuó en las noches y las reuniones se mudaron rápidamente a una cancha bajo techo.


El Espíritu de Dios llegó de repente a las montañas de West Virginia y al enterarnos, no vacilamos en suspender agendas, delegar responsabilidades, dejar familias atrás y montarnos en un avión para ver de cerca el mover del Espíritu del Señor.


Era sábado cuando llegamos. Por supuesto que la “Mingo High School” estaba cerrada. Pero teníamos hambre y subimos a la colina donde reposaba la Escuela. Cada uno de nosotros se recostó sobre alguna parte del edificio. La oración era corta...


“SEÑOR....¡HAZLO OTRA VEZ?”.


Bajamos hasta la iglesia donde todo había empezado sólo días antes. Estaba cerrada. Aunque desilusionados por eso, seguíamos tocando paredes esta vez de la Iglesia cerrada...”Señor...¡Hazlo otra vez!”.


Vimos salir una persona por una puerta lateral. Una despedida de soltera en un salón de la iglesia había coincidido con nuestra presencia. “¿Qué desean?”- “Venimos desde la Florida. Oímos que Dios está haciendo cosas extraordinarias aquí. Quisimos ver el mover del Señor con nuestros propios ojos. Teníamos la esperanza de que la iglesia estuviera abierta y poder orar en el lugar donde Dios está haciendo maravillas”.


“Sí. Siento mucho que esté cerrada y no tenemos llaves del santuario. Pero pueden seguir orando”.


Y eso hicimos.


A los pocos minutos la amable señora volvió a salir y nos dijo...”se me ocurrió llamar al Pastor Mitch y le conté que ustedes habían venido desde la Florida para ver lo que Dios estaba haciendo. El Pastor me pidió que les dijera que no se fueran. Él vendrá para abrir la iglesia y hablar con ustedes”.


Los 7 nos lanzamos de cuerpo entero acostados en diferentes puntos del lugar donde Dios había iniciado un mover. No lo planeamos así. Los gemidos de mis compañeros y yo llenaban el lugar vacío. Todos pedíamos lo mismo.


SEÑOR...¡HAZLO OTRA VEZ!.


El Pastor Mitchell Bias nos dedicó varias horas. Estaba asombrado de que hubiéramos llegado de tan lejos atraídos por lo ocurrido con el Espíritu Santo. Nos contó sobre todo el mover, ministró con imposición de manos sobre mí. Creo en la impartición y me sentí privilegiado por eso.


NADIE ESTABA ENFERMO. NINGUNO HABÍA FALLECIDO. SÓLO TENÍAMOS HAMBRE...MUCHA...MUCHA HAMBRE.


Rubén Arroyo...Señor...¡Hazlo otra vez!.

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