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“...PORQUE TUVE...Y ME DISTEIS...”


“...PORQUE TUVE...Y ME DISTEIS...”


Llene usted los blancos en esa frase de Jesús y encontrará a quienes Dios les llama héroes. No vuelan con capas rojas ni son a prueba de balas. No sueltan telarañas ni los fabrica Hollywood. No los contrata Steven Spielberg ni los acosa un Paparazzi. No modelan en alfombras rojas ni están en los listados de los mejor vestidos. Sus rostros no están en las portadas de la revista Vanity ni en los primeros 100 de la revista Forbes.


Las marcas de sus rostros no son el resultado de la de oro en la olimpiada o el balón dorado del fútbol. Ellos no tienen “inchas” que les aplaudan desde las gradas ni filas en espera de su autógrafo.


Sus marcas valen más que la medalla de oro y más que establecer un nuevo récord. Sus piernas tienen el peso de correr de camilla en camilla para tratar de ganarle minutos a la muerte, de cargar al compañero caído, de explicarle al hijo la partida súbita de su madre, de recibir al próximo sabiendo que no será el último, y de no tener idea de cuándo acabará.


El Dr. Nicola Sgarbi lo hace en Italia y la enfermera Cao Shan en China. Los separa una raza y un lenguaje pero los une un enemigo comun que no conoce de razas ni de idiomas.


Los políticos discuten, los deportistas negocian contratos, las multi nacionales suman y restan mientras Nicolas y Cao cosen trajes protectores uniendo bolsas de basura y fabrican mascarillas con tiras arrancadas de vestidos que encuentran donde sea.


Mientras unos se reúnen para decidir si tenemos olimpiadas en verano, Nicolas y Cao se reúnen alrededor de incontables víctimas del CORVID-19 mientras las decenas de horas acumuladas con mínimo descanso, les adelanta cicatrices que sólo los años deberían dejar.


Miles como ellos en este momento siguen de paciente en paciente llenando camillas con unos y enviando a la morgue a otros por el mundo entero. Son los verdaderos héroes. No conocemos sus nombres ni sus vidas personales porque no son de la farándula. Todo el tiempo se juegan la vida por desconocidos y en lo desconocido muchos continuarán después de esto. Pero en este momento oro por ellos y mañana lo haré también.


No los quiero olvidar. Es pecado olvidarse de ellos. El mundo entero debería ser su “inchada”. Toda la tierra debería ser su alfombra roja. Y todas las portadas del mundo debería tenerlos en brillo y luces.


¡SEAN BENDITOS POR DIOS LOS VERDADEROS HÉROES EN EL MUNDO ENTERO!


Rubén Arroyo...Siervo inútil.

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