ES QUE...NO SIENTO PERDONAR
La capacidad para perdonar denuncia cuánta revelación de la Gracia poseo.
El perdón es un regalo. Nadie lo puede ganar. No puede ser manipulado ni comprado. No puedo ser convencido "desde afuera” de mí para otorgarlo. Nace de adentro. De una convicción acerca de cómo Dios me Perdonó a mí.
Yo no lo merecía ni lo podía ganar. Me lo regalaron. Alguien pagó el precio para que me lo regalaran y otro pagó el precio de quien me ofendió para que yo lo regalara también. Así que, el perdón no tiene que ver con quien me ofendió sino con quién me perdonó.
Si me enfoco en el ofensor y su ofensa, no podré perdonar. Si me enfoco en quién me perdonó y cuánto le costó, entonces descubriré mi capacidad para dar de lo que me fue dado.
Rubén Arroyo...Perdonado y Perdonando
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