NUNCA SE TRATARÁ DE TI...O DE MI.
“El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido PARA dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.”
S. Lucas 4:18-19
Ese “para” es demoledor. Asesina tu ego. Arruina una agenda personal y desinfla las ínfulas de grandeza.
Asimismo, esa simple palabra pierde su simpleza cuando es la encargada de enfocarte en la zona desde donde debe originarse todo lo que haces supuestamente para Dios.
EL PARA QUÉ LO HACES SUELE SER MÁS IMPORTANTE PARA DIOS...QUE LO QUE HACES.
Todo lo que Jesús hizo, lo hizo en favor de otros sabiendo que ese era el deseo de su Padre. Cualquier otra razón para hacer lo que hacía estaría contaminado o espiritualmente adulterado.
Buscar el reconocimiento personal, el aplauso del hombre o el desfile en la pasarela sobre la alfombra roja, son zonas de “fuego extraño” en el mundo espiritual.
En sí mismo esas cosas llegan. No son malas en sí mismas. Pero cuando son el centro del “para”, se convierten en el peor enemigo de lo bueno que haga.
Lo que Jesús recibió de su Padre, lo recibió para otros. Y a otros lo dio para la sola gloria de su Padre.
Rubén Arroyo...Me ha ungido para...
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