"Y LOS LLAMÓ PARA QUE ESTUVIESEN CON ÉL...Y PARA ENVIARLOS A PREDICAR".
Estuvo toda la noche orando antes de llamarlos por sus nombres. Fueron 12. Y Los llamó inicialmente para que estuvieran con él.
Para Dios, siempre tú serás más importante que tu ministerio. Y por eso mismo, es doloroso cuando el ministerio se convierte en algo más importante que la vida personal de relación con Dios.
Cuando el llamado y su cumplimiento se convierte en el centro de mi identidad, valor, estima y presencia pública, termino sacrificando verdades y principios mayores, para defender sólo aquellas que me garantizan mantener lo que tengo.
Finalmente...
LO QUE TENGO SERÁ MÁS IMPORTANTE QUE LO QUE SOY, PORQUE LO QUE SOY DEPENDERÁ DE LO QUE TENGO.
Si lo que soy no es el resultado de mi relación con el Señor, lo que tengo se convertirá en el señor al cual sirvo y del cual soy.
Esto puede llegar a ser bien peligroso en las manos de un ministro con grandes problemas de inseguridad. No guiará a una congregacion, sino que ejercerá señorío sobre ella. No dominará su agenda la formación de otros por el bien de otros, sino que la formación de otros girará alrededor de los intereses del ministro y su bien.
Al final, la línea entre el bien y el mal se volverá cada vez más gelatinosa y relativa. Los principios más valiosos serán sacrificados en el altar de los que sirven a mi agenda personal y a la omnipresencia de mi influencia y control.
No habrá gozo, sino un constante pánico a cualquier cosa que parezca amenazante. No habrá descanso. Las fuerzas serán consumidas y drenadas por la obsesiva necesidad de controlarlo todo.
No existe peor tirano en la vida de alguien que el fantasmal temor de perder lo que le hace sentir impotente.
Ese creyente vivirá en la condición que existe...
ENTRE EL PÁNICO DE SER DESCUBIERTO....Y EL ANHELO DE SER ENCONTRADO.
Rubén Arroyo...Para que estuviesen con Él ...Y para enviarlos a predicar.